Una simple suposición Y qué tal si esta noche muriéramos todos, Si la muerte nos llegara en el campaneo solidario De una caída unánime y cerrada. Qué tristes ―hay cosas que son tristes― Tantas luces en vano, sin miedos ni ladrones que espantar, y tantos ecos dormidos por ahí, sin pasos que los despierten. Una cuchara a medio llenar para siempre, Junto a un plato medio vacío para siempre, En una cena servida para siempre. Los gatos, desorbitados, no subirán esta noche a los techos Ni calcarán lentamente las esquinas, Y seguramente las ratas no escarbarán la basura. Seguramente ―no es broma― El silencio no tendrá grillos, Pues los grillos nadarán toda la noche en los retretes. Si muriéramos todos esta noche, Qué tiste ―hay cosas que son tristes― Sería la alborada, con su esfuerzo de pájaros en vano. Seguramente ―no es broma― Será hermoso el despertar de los despertadores, Que sonarán en vano para siempre, Llamándonos en