Lynatha Bella princesa dueña de castillos y sueños Dueña de mi voz y de mis días Has metido en mi torrente sanguíneo como una inyectada de metanfetaminas La lujuria del amor. Te acuerdas, te conocí en aquella Vieja estación del tren, cuando creías Que nadie te haría olvidar amores drogados. Yo como siempre malinterpretaba todo, hasta sentía cosas aquí En mi conciencia como cuando un alcaraván se te Acercaba en el parque Fernández Madrid Tú te sonreías con él y yo pensaba que yo había perdido Que había perdido a la mujer de mis días y de mis noches La mujer que me dijo amor por primera vez y lo sabes hacer bien cuando todo estaba oscuro en mi vida La mujer que recelosa del amor dijo -si- en las murallas. Y sus labios delgados se abrieron como olas pequeñas de un mar inmóvil. Quisiste que te acompañara este latín lover de calzado 41, orejas puntiagudas Ojos de verano bisiesto, cantante de ópera fracasado, de madre soltera y padre cultivador de
Escritor, mas soñador que Escritor.