El hombre sentado sobre una banca, observó hacia el horizonte unas nubes negras que deambulaban por el cielo efímero y azul. Eran las tres y media de la tarde y lo supo al preguntárselo a una joven universitaria que pasaba por la acera y que apenas lo reparó de arriba abajo con disimulo ocultaba su reloj y su móvil telefónico en su bolso. Sin embargo, ella se sentó a su lado, le dijo la hora, que vivía en un barrio a las afueras de la ciudad, que pronto daría a luz y que su hija nacerá sin su padre al lado, ya que se mudó a otra ciudad con su mejor amiga. La chica fue un oasis en sus pensamientos y pronto ella se marchó a la india a coger una buseta. Él, al voltearse ella, le miró las nalgas ajustadas en ese traje guajiro que invitaba a devorárselo, pero no tenía ánimos de conquista y con esa llevadera. Media hora mas tarde, su mirada se detuvo y se encarrilaron hacia unos ojazos negros. Ambos se cruzaron las miradas y él pensó que tendría sexo hoy. En el mismo momento su esto
Escritor, mas soñador que Escritor.