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LAS VENDEDORAS DE CIRUELAS


LAS VENDEDORAS DE CIRUELAS

Por la calle de la  moneda observo a las

Señoras que llevan en sus cabezas 
Las palanganas de ciruelas como ciudades quemadas
Ellas están presentes en el olvido y en los cielos

el mensaje esta bien cifrado:
¿cual es?
Digamos en un primer momento a el eterno retorno de la bella fruta que ha condicionado su existir al mundo


Itinerante es su sudor y su consuelo
Sin más nada que expiar ante su propia voz


En las alegrías de su mundo, dejan en la valía de
Sus fuertes y gordos brazos al armazón de un
Dolor ciego que las aturde. 



Bajo las cinturas y en su lenguaje mas allá de los siglos y de los códigos se resisten a quedar a la deriva.  
En el Sombrío atardecer apaciguan su legado y su mito
Quedan atrapadas en el oficio como el vuelo
De los alcatraces, 

Ellas fondean su arraigada creación
A la piel de los compradores y sus deseos


Ellas de su viva voz, y, la de sus cuerdas vocales
componen el desierto y los abrigados
Musicales de los desvalidos que duermen en las aceras



ellas se observan inmutables entre si
A las sombras del sol y los días aciagos en que la alondra ha salido a buscar
Alimento para sus crías...sus ojos duermen
El vuelo de las voces de las tan heroicas gestas de las vendedoras de ciruelas se despierta al rededor de las dos de la tarde
Se escuchan; mientras el sonido de la vida 
Es apagado por la salida de la luna
En esta opaca ciudad.

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