RIO

Fluyes como copas de nieve
que se marchitan en el vidrio de la ventana 

Solas son las noches sin tu aliento/
el cuerpo viaja sin decirme
el hola que apacigua, las tempestades/
del alma
olas, que desarticulan 
el misero hombre en que me he convertido./

Todas las noches escucho la radio, para encontrar mi rastro, el susurro de la adultez/ 
El niño que fui/
empieza a caminar en el fondo del traspatio, 
donde he dejado parte de mi vida/
Aquella soledad solo me sirve de consuelo y tu lo sabes./

Nada es como antes y se alimenta siempre de la maldita soledad que existe entre mi espacio y 
el tuyo./ 

Te extraño/

Siempre estamos en el mundo inverosímil de los sordos y de los mudos./