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Autostop en la ciudad





En la parte de atrás
En silencio estoy
Con mi mano jugando
a ser dios y pintando
La ciudad dentro de mí.
Imagino que le digo al conductor
que desvíe su ruta hacia la playa de Marbella
pues, allá  hay olas y una vista que jamás coincide
Con el tráfico. Siento mirar un
enorme bus como un acróstico
dentro de la arena, es una señal
rustica del autobús, su pintura, sus muebles
sus luces laterales, su asiento del conductor
sus llantas lisas, la enorme trompeta, el claxon
su palanca de cambios a punto de soltarse de su sitio,
sus tornillos medio puestos, sobre el piso
El bus solitario con matricula de Cartagena.


















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